Propuesta para crear la Agencia Nacional de Nocturnidad
Cómo evitar la violencia a la salida de los boliches
«Recibo frecuentemente denuncias de este tipo», dice Oscar Castellucci, papá de Martín –asesinado por un patovica en Lanús en 2006– y referente de una asociación civil que lleva el nombre de su hijo. Su proyecto para crear la ANN. La mirada de dos especialistas sobre la problemática.
Fueron por lo menos seis los episodios de violencia protagonizados por jóvenes en la última semana. Golpizas con reminiscencias del caso de Fernando Báez Sosa, justamente en el contexto en el que se desarrolla el juicio por su homicidio. Una de esas golpizas tuvo también el peor final: Agustín Avila, de 16 años, murió tras ser agredido por una patota en los alrededores del anfiteatro donde se desarrollaba el festival de Doma y Folclore de Jesús María, en Córdoba. El último ataque con esta tónica que se difundió es el que tuvo como víctima a Alfieri Welega Fresno, basquetbolista de origen etíope que juega en Racing. «Estos casos adquirieron trascendencia porque están en el contexto del juicio. Como transito este ambiente recibo frecuentemente denuncias de este tipo», aclara a Página/12 Oscar Castellucci, papá de Martín, asesinado por un patovica en 2006. Al frente de una asociación civil que lleva el nombre de su hijo, impulsa la creación de una Agencia Nacional de Nocturnidad, con un proyecto de ley que ya ingresó al Congreso. La intención es apuntar a una solución estructural para la problemática.
«El objetivo es construir una noche mucho más segura y libre de violencias. Para eso el proyecto promueve la creación de un organismo con un formato similar al de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, y articular a organismos estatales que ya llevan adelante políticas referidas a la nocturnidad pero de manera dispersa», resume el diputado Eduardo Toniolli, uno de los que respalda la iniciativa, cuestionada por JxC. Su expectativa es que comience a ser tratada en marzo. Los hechos recientes, o habría que decir constantes, obligan a repensar las políticas públicas destinadas a «detectar, prevenir y erradicar la violencia» entre adolescentes. Un problema que no se atenúa siquiera con una sociedad conmovida ante un juicio emblemático, y sobre el que también aportan su mirada la doctora en Educación Esther Levy y la psicoanalista Marcela Ospital.
Los ataques
Las golpizas que trascendieron fueron brutales. Algunas quedaron registradas con teléfonos celulares. Salvo por la padecida por Fresno, ocurrieron el fin de semana pasado. Agustín Avila fue asesinado el domingo 8 tras ser atacado por una patota de cerca de 20 personas en los alrededores del anfiteatro donde se realizaba el festival de Doma y Folclore de Jesús María. Todo comenzó cuando esperaba la salida de Soledad Pastorutti y le robaron la gorra. Un menor de 15 años es el principal sospechoso del crimen, por el cual este viernes detuvieron a cuatro personas. La mamá de Agustín escribió una carta pública en la que cuestiona el accionar policial y la demora de la llegada de la ambulancia al lugar del hecho.
El video de lo sucedido a la salida de una fiesta en General Villegas dura 20 segundos; muestra golpes de puño en la cabeza y patadas a una víctima que no consigue defenderse. Un joven intenta meterse y ayudar, otro lo impide. La víctima se llama Lucas González. Terminó en terapia intensiva y con traumatismo de cráneo y un coágulo. La Policía detuvo a dos personas de 20 años por «desorden en la vía pública», pero finalmente no estarían vinculadas a la agresión. Lucas no hizo la denuncia y su familia cuestionó no haber podido hacerla en su nombre. La empresa que organizó la fiesta salió a aclarar que el episodio sucedió fuera del predio. En diálogo con Distrito Interior, Matías Rodríguez reconoció ser el autor de la agresión y se mostró arrepentido. Se inició una investigación judicial de oficio con la carátula «lesiones graves».
Club Leloir, Lanús. Mismo municipio donde mataron a Martín Castellucci. «A metros de llegar a la salida un patovica me llama la atención por haberme sacado la remera y me da una trompada lo cual no me deja reaccionar», relató un joven en su cuenta de Instagram. Después de eso se sumaron «varios patovicas más». «Cubriéndome como podía la cabeza les pedía por favor que paren, que me iban a matar (…). Es increíble que hoy los ojos de todo nuestro país estén siguiendo el caso de Fernando Báez y aún así estos abusos de poder en patota siguen ocurriendo«, expresó.
El padre de un joven de 18 años denunció que una patota golpeó a su hijo y su novia a la salida de un boliche en la ciudad cordobesa de La Falda. El chico fue internado con heridas en la cabeza y el rostro. José Vitar, abogado de la víctima, contó a Cadena 3 que las agresiones arrancaron «sin ningún motivo» en el local bailable y que el personal de seguridad retiró del lugar a la víctima, exponiéndola «nuevamente a la patota que estaba afuera esperándolo». También aclaró que no había personal policial. «Con la exposición mediática que tiene el caso (de Báez Sosa) la barbarie se expone de manera brutal. ¿Cómo pueden no haber aprendido nada? ¿Cómo pueden emular algo que socialmente es reprochado? (…). El hecho ocurrió de manera casi calcada. Por suerte la consecuencia no fue la misma», añadió.
Demián Páez fue a bailar el sábado junto a dos amigos a un boliche en Cañuelas y a la salida, mientras esperaba un remis, fue atacado por una banda integrada por 10 personas. «Mucho no me acuerdo porque cuando me dieron una patada perdí la conciencia», dijo a Telenueve. Una amiga logró cubrirle la cabeza para que no le pegaran más. La mamá del chico reveló que lo primero que se le vino a la cabeza cuando se enteró del hecho fue el crimen de Fernando.
Alfieri Welega Fresno, basquetbolista de origen etíope que juega en Racing, llegó inconsciente al hospital en la madrugada del viernes tras recibir una golpiza a la salida de un boliche marplatense por parte un grupo que lo insultó con comentarios racistas. El club presentó un reclamo ante el Inadi. La calle de la pelea no tiene cámaras de seguridad. La Policía espera a que Fresno esté en condiciones de declarar para que dé testimonio de lo sucedido y exprese si desea o no instar a la acción penal.
La mirada de Oscar Castellucci
«Durante todo el tiempo recibo denuncias de este tipo de casos. La mayoría de estos hechos se limitan a una trascendencia en medios locales o no trascienden», señala Castellucci. «Hay una recurrencia de esta cuestión. Vivimos en una sociedad cada vez más violenta. Las herramientas para combatir esto son ineficientes, sobre todo si se quiere combatir sólo desde la perspectiva de las fuerzas de seguridad, que a veces son más parte del problema que de la solución. Estos casos me resultan dolorosos pero es bueno que trasciendan: plantean la posibilidad de abrir un debate», reflexiona.
En 2006 su hijo Martín fue asesinado a golpes por un patovica en el boliche La Casona, de Lanús. Martín defendía a un amigo que fue discriminado al punto tal de que le negaron el ingreso al local. José Linqueo Catalán cumplió en prisión sólo dos tercios de una condena de 11 años y nueve meses. «Cuando salió se cambió de nombre y empezó a trabajar de lo mismo que antes: en un bar, como custodio, e instructor en una escuela de boxeo.»
Tres meses después de la muerte de Martín Oscar creó una asociación que lleva el nombre de su hijo con el fin de luchar contra la discriminación y por los derechos de los jóvenes. Desde esa plataforma impulsó, entre otras cosas, la Ley 26.370, que regula la habilitación del personal de control de admisión y permanencia de público en bares, pubs, discotecas y otros lugares de esparcimiento (los patovicas). Es el antecedente del nuevo proyecto de la Agencia Nacional de Nocturnidad.
«Fernando (Báez Sosa) vivía a dos cuadras de mi casa», dice Oscar. El juicio le «revive cosas»; «renueva» su dolor. Y todos los hechos de violencia «refuerzan» su «voluntad de seguir peleando para cambiar las cosas».
«Jamás tuve el pensamiento –que sé que tienen muchos y los respeto, porque cada uno procesa su dolor como puede– de que (los acusados) se pudran en la cárcel. No tiene que ser un lugar para pudrirse. Esa es una forma legal de venganza. Es parte de la violencia, y yo quiero erradicarla. Siento bronca, enojo, pero nunca me permití odiar: el odio es el primer paso de la violencia. Si criticás algo tenés que criticarlo desde otro lugar. Tiene que haber condena, tiene que ser justa, cumplirse y servir. El periodismo ha instalado mucho esto de la perpetua en el conjunto de la sociedad. No es algo bueno. No hago hincapié en ese tema. Respeto el pensamiento de los papás de Fernando, quisiera que se sientan reivindicados, pero no el hecho de inyectar esto en la sociedad. Yo quiero cambiarla.»
La Agencia Nacional de Nocturnidad
«Cuando se va la luz del sol desaparece el control del Estado«, afirma Oscar. Sus palabras van en sintonía con los fundamentos del proyecto que crearía la Agencia Nacional de Nocturnidad. «En la noche el Estado desaparece, o en ocasiones está presente exclusivamente por medio de sus organismos de seguridad y control, y con ello las violencias se multiplican. No existe ningún organismo que se encargue de manera transversal de impulsar políticas públicas que propicien la importancia de la noche como un espacio de convivencia e intercambio para personas de todas las edades, géneros y culturas, y en ese marco generar políticas que promuevan entornos saludables y libres de violencias», se lee en el documento. La agencia tendría, entonces, una «mirada integral» para hacer frente al problema, a partir de la «articulación» de «acciones interinstitucionales» que atiendan a las «características especiales de la nocturnidad».
Castellucci tenía «bastante redondeada» la propuesta a principios de 2020, cuando mataron a Fernando. La pandemia la detuvo. En parte, su impulso tiene que ver con las deficiencias en la aplicación de la Ley 26.370, trabada por los «intereses de la noche». Esta norma apunta al armado de un registro de patovicas que, para estar inscriptos, deben presentar un certificado de antecedentes, un apto psicológico y realizar una capacitación. Se aplica en pocas jurisdicciones. Fundamentalmente avanzó en provincia de Buenos Aires.
La Agencia Nacional de Nocturnidad se ocuparía de políticas dirigidas a eventos y espectáculos musicales, artísticos y de entretenimiento, a excepción de los deportivos. Sería asistida por dos comités: uno consultivo,integrado por representantes de organizaciones no gubernamentales, del ámbito empresarial, la academia, la ciencia y el trabajo; y otro de políticas, en el que confluirían las carteras de Salud; Trabajo; Educación; Justicia y Derechos Humanos; Seguridad; Cultura y Mujeres, Géneros y Diversidad. También el Inadi, el Instituto Nacional de la Juventud, la Sedronar y la AFIP. Se crearían un observatorio, un número de atención telefónica gratuita disponible las 24 horas para denuncias y consultas y un registro de actividades.
«Presentamos el proyecto en noviembre. Tiene una docena de firmas, todas de diputados del Frente de Todos. No es un tema que vaya a entrar a extraordinarias. Espero que en marzo tengamos una reunión informativa para instalarlo», informa Toniolli (Frente de Todos, Santa Fe) a este diario. La iniciativa tiene que pasar por las comisiones de Seguridad Interior, Comunicaciones e Informática y Presupuesto y Hacienda. Las críticas de JxC vienen por el lado «fiscalista»: «A cualquier cosa que sea generar estructura nueva se le pone distancia por el supuesto gasto. Nosotros queremos hacer más efectivas las inversiones que el Estado ya realiza«, explica el legislador.
«A Martín no lo recupero. Quisiera que nadie volviera a pasar por esta situación», concluye Castellucci, quizá con el más poderoso de los fundamentos para el proyecto.
La exacerbación de la masculinidad
«No puedo pensar estos hechos desde un lugar muy distinto que desde donde pensamos la violencia de género, porque tienen que ver con una masculinidad exacerbada, en crisis, asociada directamente a la pulsión de muerte», dice la psicoanalista Marcela Ospital. Esto no significa, claro, que la violencia sólo se apodere de los hombres: la masculinidad está en relación a la ilusión de que «todo lo puedo», a la «potencia de ejercer un poder y una ley». «Cualquier abordaje tiene que ser multisectorial, desde la salud, la educación, la Justicia, la seguridad. Así como se plantea la ESI como una necesidad hay que pensar en una educación para la convivencia social», sugiere Ospital. También analiza el modo en que la sociedad está mirando el juicio y el pedido de perpetua: «Todo tiene un momento. Hay uno para procesar esto, otro para reflexionar sobre lo que pasó. Sería bueno que uno de los acusados tome la palabra y diga algo distinto, algo del orden de la reparación; que muestre un cambio en su posición subjetiva. Eso le haría biena la sociedad».
El rol de los patovicas
Cristian Rolón Gatti es secretario de organización del Sindicato Unico de Trabajadores de Admisión y Permanencia de la República Argentina (SUTCAPRA), que ha participado de la redacción de la Ley 26.370. «Tenemos que trabajar mucho en la prevención, en que estos conflictos no comiencen, cuando vemos por ejemplo un cliente pasado de alcohol o el principio de un disturbio. También en nuestra profesionalización. Es fundamental la intervención del Estado», dice a este diario. Muchos hechos de violencia comienzan dentro de los boliches y se profundizan afuera. Consultado sobre este tema, Gatti responde: «Nuestra función es desde la puerta hacia adentro. Si salimos fuera de nuestro ámbito no estamos cubiertos por la ART ni la ley que regula la actividad. Hacia afuera tiene que tomar intervención la Policía. Habría que rever la manera de trabajar estas cuestiones con la Policía o si hay que asignar funciones a otros actores».
Pagina 12