Lula pasó al frente en Brasil
El exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, lideraba el conteo de votos en el balotaje con el 50,48% frente al 49,52% del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
El balotaje entre el mandatario Jair Bolsonaro y su rival Luiz Inácio Lula da Silva en un balotaje histórico estuvo marcado por el escándalo generado por operativos en las rutas que demoraron a votantes del líder opositor.
Esta segunda vuelta corona una de las campañas más violentas en Brasil desde el retorno a la democracia, que incluyó ataques en los que murieron varios seguidores de Lula a manos de partidarios de Bolsonaro. Las mesas abrieron a las 8 y cerraron a las 17 y a continuación comenzará la divulgación en tiempo real de los resultados gracias al sistema de urnas electrónicas.
Las mesas cerraron a las 17 (la misma hora en Argentina), después de estar abiertas desde las 8, y a continuación comenzará la divulgación en tiempo real de los resultados gracias al sistema de urnas electrónicas.
Lula votó cerca de San Pablo y dijo que en la elección estaba en juego «un modelo de país y de vida, mientras que el ultraderechista Bolsonaro sufragó en Río de Janeiro y se mostró confiado en vencer «si Dios quiere» y «por el bien de Brasil».
La Policía Caminera se vio envuelta en un escándalo al instalar más de 540 operativos en rutas, especialmente en el noreste del país, con el que bloquearon el paso de muchos electores del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula.
El escándalo con la policía que marcó la jornada electoral
La presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, pidió la detención del jefe de la institución, Silvinei Vasques, que había publicado en Instagram un mensaje en apoyo a la reelección de Bolsonaro.
El funcionario fue convocado de urgencia al Tribunal Superior Electoral, cuyo titular, Alexandre de Moraes, ordenó el cese de las operaciones entre las 15.30 y las 17, es decir, hasta el fin de la votación.
Moraes, considerado parcial por el presidente Bolsonaro desde 2021 cuando comenzó a denunciar la falta de transparencia de las urnas electrónicas, sostuvo que el informe del jefe policial indica que las operaciones fueron por cuestiones de «tránsito» y que se investigará una por una las acciones.
«Fue determinado que todas las operaciones cesarán inclusive para que los electores no lleguen tarde al plazo de votación», aseguró tras reunirse con la jefatura policial, aunque aclaró que los vehículos no volvieron al lugar de origen, sino que los votantes han sufrido apenas un «atraso».
Políticos del PT de Bahía denunciaron que diputados y senadores fueron parados porque llevaban adhesivos con la cara de Lula.
150 millones de electores
Unos 150 millones de brasileños estaban habilitados para votar hoy. Más del 20% del electorado se abstuvo de hacerlo en la primera vuelta y gran parte del esfuerzo final de ambos candidatos estuvo destinado a potenciar la concurrencia a las urnas.
El presidente, de 67 años y en el poder desde 2019, se presenta como el paladín de los valores familiares tradicionales, opuesto al aborto y al matrimonio igualitario y a la educación sexual integral.
Tenemos «expectativas de victoria para el bien de Brasil. Solo hemos tenido buenas noticias en los últimos días. Si Dios quiere seremos victoriosos hoy a la tarde», dijo Bolsonaro luego de votar en una escuela del oeste de Río de Janeiro.
El mandatario de ultraderecha llegó a la escuela en el barrio Villa Militar, en el oeste de Río de Janeiro, minutos antes de la apertura de las mesas, escoltado por una caravana de autos negros y vestido con la camiseta del seleccionado de fútbol de Brasil.
Desde allí se fue al Aeropuerto Internacional de Galeao para recibir al equipo de fútbol del club Flamengo, que ayer ganó la Copa Libertadores de América en Ecuador. El presidente alzó la copa y se sacó fotos con los jugadores.
El expresidente Lula, de 77 años, votó una hora y media más tarde en una escuela del cordón industrial de San Pablo.
«Esta elección no define solo un modelo de país, sino que define un modelo de vida para los brasileños«, sostuvo, vestido con una guayabera blanca, luego de salir de la misma escuela donde se votó a sí mismo por primera vez para presidente en 1989.
«Por eso, es la elección más importante de mi vida, por un proyecto para que la democracia sea vencedora», agregó.
El veterano líder de izquierda abogó por relanzar el proceso de integración sudamericana y latinoamericana, reforzando el Mercosur y recomponiendo a la Unasur para poder negociar con las grandes potencias en pie de mayor igualdad.
Se eligen 12 gobernadores
En esta elección de alta tensión también se elegirán en balotaje 12 gobernadores en estados de los cuales los más importantes son San Pablo, Río Grande do Sul y Pernambuco.
La alianza de partidos que apoya a Bolsonaro obtuvo una amplia mayoría en el Congreso en la primera vuelta del 2 de octubre, lo que facilitaría un eventual nuevo mandato del presidente y dificultaría un Gobierno de Lula en caso de resultar vencedor.
Horas antes del balotaje, dos sondeos difundidos anoche mostraron adelante a Lula: uno por 52% a 48%, de la consultora Datafolha, y otro por 54% a 46%, de la consultora Ipec.
La primera vuelta de los comicios
En la primera vuelta, Lula se impuso por 48,4% a 43,3%, pero Bolsonaro tuvo un desempeño mucho mejor que el que habían predicho las encuestas.
El expresidente promete «arreglar el país», impactado todavía por la crisis de la pandemia de coronavirus y sus 688.000 muertos, que ha achacado a una pésima gestión de la crisis sanitaria por parte de Bolsonaro.
Lula ha hecho hincapié en los logros socioeconómicos en sus dos mandatos, entre 2003 y 2010, cuando 30 millones de brasileños salieron de la pobreza con iniciativas sociales financiadas con un ‘boom’ de las materias primas que exporta Brasil.
El exmandatario cuenta con el apoyo de los más vulnerables y de quienes se resintieron de las políticas y exabruptos del ultraderechista Bolsonaro, como los jóvenes, las mujeres y las minorías.
El presidente, por el contrario, cuenta con el apoyo del electorado blanco, de las personas con mayores ingresos, de los sectores vinculados al agronegocio y, sobre todo, de los evangelistas.
Ambos candidatos han prometido mantener políticas de ayuda social que Bolsonaro redobló en los últimos meses de cara a los comicios.