Día Mundial de la Neumonía: qué es y cómo prevenirla
La fecha se conmemora todos los años para generar conciencia sobre esta enfermedad respiratoria, que es la principal causa de mortalidad infantil a nivel global.
Este 12 de noviembre, como todos los años, se conmemora el Día Mundial de la Neumonía, cuyo objetivo es generar conciencia sobre esta enfermedad respiratoria, que es la principal causa individual de mortalidad infantil a nivel global.
La neumonía es una infección que se genera por la presencia de virus, bacterias y hongos y que produce inflamación en los pulmones. Estos están formados por pequeños sacos, llamados alvéolos, que, en una persona con neumonía, se llenan de pus y líquido, lo que hace que la respiración sea dolorosa y que se limite la absorción de oxígeno.
Se calcula que, cada año, 1,4 millones de niños menores de edad mueren por esta enfermedad, lo que supone el 18% de todas las defunciones de niños menores de cinco años en todo el mundo. Sin embargo, este problema de salud no es solo una amenaza para los más pequeños, ya que, según cifras globales del 2021, más de 1,4 millones de adultos también perdieron la vida a causa de esta enfermedad.
En niños, el Virus Sincicial Respiratorio es la causa más frecuente de neumonía viral, mientras que el Streptococcus Pneumoniae (neumococo) es la causa más común de neumonía bacteriana. En Argentina, desde principios de 2024 y hasta fines de septiembre, se registraron 132.561 casos de Neumonía y 143.295 casos de Bronquitis en menores de dos años.
A pesar de que existen medidas de prevención contra la Neumonía, se sigue viendo su impacto alrededor del mundo, por lo que los expertos de la salud siguen apostando por la concientización de diversos aspectos, como el lavado de manos y la vacunación.
La neumonía no es estacional
Esta problematica de salud puede contraerse tanto en invierno como en primavera, verano y otoño. Si bien las enfermedades respiratorias tienen mayor circulación en las temporadas de frío, otros factores pueden tener impacto. Es por esto que reconocer los síntomas es fundamental para detectarla y prevenirla a tiempo.
En los países del hemisferio norte más específicamente, el virus neumococo y VSR tienen la mayor incidencia de infección entre los meses de septiembre y enero. En el hemisferio sur, por otro lado, su presencia es mayor desde marzo y agosto. En las regiones tropicales, el aumento de circulación ocurre durante la estación lluviosa, con actividad residual durante todo el año.
La neumonía intrahospitalaria (NIH), por su parte, puede aparecer luego de las primeras 48 horas de haber ingresado en el hospital. Es la segunda infección más frecuente de origen hospitalario, que afecta de 4 a 7 casos por cada 1.000 altas hospitalarias. Gracias a su elevada morbimortalidad y a las peculiaridades de su patogenia, la NIH constituye un subgrupo aparte dentro de las infecciones del aparato respiratorio. A su vez, la neumonía asociada a ventilación mecánica (NAVM) llega a representar más del 80% de las neumonías adquiridas en la UCI.
Factores de riesgo
Si bien cualquier persona puede contraer neumonía, la edad es un factor importante a tener en cuenta. Los adultos mayores a 65 años tienen 10 veces más probabilidades de ser hospitalizados debido a esta enfermedad. Con respecto a las infancias, los niños menores de 5 años tienen un mayor riesgo de contraer la enfermedad y avanzar a períodos más graves.
Otros factores de riesgo para cualquier edad incluyen el tabaquismo y ciertas condiciones de salud crónicas, como las enfermedades pulmonares, cardiacas, hepáticas o renales crónicas, el asma y/o la diabetes.
Es importante no subestimar los síntomas: lo que puede empezar como un simple resfriado o algo de tos, puede escalar a dolor en el pecho, dificultad para respirar o incluso desorientación en las personas mayores.
Medidas de prevención
Al igual que otras enfermedades respiratorias infecciosas, la neumonía puede reducirse con la vacunación y la adopción de prácticas saludables como lavarse las manos regularmente, limpiar superficies comunes y evitar el contacto con personas enfermas.
Estas medidas son claves para reducir la mortalidad en niños pequeños y adultos mayores, quienes son los más vulnerables. Es esencial que la población esté informada sobre los riesgos, los síntomas y la importancia de una detección temprana.