Día de la Independencia: por qué se celebra cada 9 de julio y qué pasó ese día de 1816
El 9 de julio de 1816 es una fecha clave en la historia de Argentina: ese día se firmó la Declaración de la Independencia en el Congreso de Tucumán, marcando el inicio formal del territorio nacional libre del dominio español.

Aunque el documento original se perdió con el tiempo, se conservan copias del acta firmada por los representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Estos diputados, provenientes de distintas provincias, sesionaron durante meses para acordar la proclamación que simbolizó la ruptura definitiva con la monarquía española y el nacimiento de un país soberano.
El 9 de julio, en una jornada soleada, a las dos de la tarde comenzaron las deliberaciones en la casa de Francisca Bazán de Laguna, actual Casa de Tucumán, lugar que hoy es monumento nacional. Allí, bajo la presidencia de Narciso Laprida, el secretario Juan José Paso preguntó a los congresales si deseaban que las provincias fueran una nación libre e independiente del rey Fernando VII y su metrópoli.

La declaración, contundente, expresó:
«Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América… declaramos solemnemente a la faz de la tierra que es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente…»

Con esta proclamación, quedó claro que no se aceptaría ningún protectorado ni dominio extranjero, una postura alineada con los deseos de líderes como el general José de San Martín.
En los años posteriores, se estableció que el 9 de julio se celebre junto con el 25 de mayo, ambas fechas fundamentales en la historia argentina. Además, la proclama fue traducida a lenguas originarias como el quechua y el aymará, para incluir a todos los pueblos en este momento fundacional.