Comunicado de la Embajada de Rusia por el escándalo con diplomáticos: «Medidas exhaustivas»

Los representantes de Moscú en Buenos Aires se pronunciaron sobre el incidente ocurrido con diplomáticos por los controles de alcoholemia.

El feriado de Navidad estuvo marcado por un escándalo que provocó diferentes interpretaciones de la Convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas vigente desde 1964. La negativa de dos diplomáticos rusos a someterse a un control de alcoholemia en un operativo de tránsito desató una fuerte polémica que llevó a la embajada rusa a denunciar “una grave violación del derecho internacional”.

En una carta, que lleva la forma del embajador Dmitry Feoktistov, Rusia calificó el hecho como una «violación» del Convenio de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y señala que espera que «la parte argentina tome medidas exhaustivas para evitar la repetición de tales incidentes, que son activamente utilizados por los opositores al desarrollo normal de las relaciones ruso-argentinas».

«Los días 24 y 25 de diciembre, ocurrieron varios incidentes con los empleados de esta Misión en Buenos Aires. El cuerpo de agentes de Tránsito detuvo los vehículos Volkswagen AmaroK (Patente D XX) , Volkswagen Vento (Patente D XX) y Toyota Camry (patente D XX) conducidos por funcionarios de la Embajada y de la representación comercial. Se les obligaron a someterse a pruebas de alcoholemia, amenazando con confiscar sus vehículos en caso de que se nieguen«, describió el embajador ruso en la carta.

«Lo ocurrido constituye una violación de las disposiciones de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, según la cual el Estado receptor tiene obligación de adoptar todas las medidas para impedir cualquier atentado contra la persona, la libertad o la dignidad de todos los miembros de la misión diplomática y a garantizar la libertad de circulación y de tránsito por su territorio. Al mismo tiempo, los medios de transporte de la misión no pueden ser objeto de ningún embargo», concluye la misiva.

Cómo fue el escándalo que sacudió la mañana de Navidad

Primero fue el diplomático Sergei Baldin en ser requerido para un test de alcoholemia. Era alrededor de las 10:45 de una mañana tranquila cuando el operativo de tránsito montado en el barrio porteño de Recoleta desató la polémica.

El funcionario ruso se negó a bajarse del auto y someterse al control requerido. Permaneció dentro del vehículo, en medio del estupor de los controladores de tránsito. En el medio se vivió una escena bizarra cuando un ciudadano ruso, con la camiseta de Nueva Chicago, intentó mediar sin éxito entre las partes.

Pero la situación escaló cuando un segundo diplomático ruso, Cardmath Salomatin, fue requerido para otro control de alcoholemia en el mismo lugar cerca del mediodía. El problema se repitió: el funcionario se negó a someterse al test y bajarse del vehículo.

Entonces, se acercó un diplomático que se identificó como el primer secretario de la embajada, Alexander Stebunian.

Consideramos lo ocurrido como una grave violación del derecho internacional, sobre todo por sus disposiciones sobre inmunidades diplomáticas”, dijo. Según afirmó, la convención establece que “ningún vehículo diplomático puede ser objeto de ningún registro o embargo”.

Poco después, ambos vehículos fueron escoltados por la policía hasta la embajada rusa sin que se cumplieran los controles ordenados. Allí, según los responsables del operativo, se les labraría un acta.

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