Atentado a Cristina Kirchner: la querella pidió profundizar la pista que vincula a Milman
Los abogados que representan a la vicepresidenta Cristina Kirchner presentaron un escrito ante la juez Capuchetti para que sean secuestrados los celulares de las colaboradoras del diputado, que lo acompañaban el 30 de agosto en la confitería Casablanca.
Qué dijo el testigo
El testigo, un colaborador del diputado nacional del Frente de Todos (FdT) Marcos Cleri en el Congreso, declaró el 23 de septiembre: “Escucho con mis propios oídos que Milman dice textual: ‘cuando la maten yo estoy camino a la costa’, a lo cual una de las mujeres le pregunta por el chofer, algo así como ‘¿y tu chofer?’ Y él le contesta: ‘Lo mando a Tucumán porque es un hablador al pedo’”.
A partir de esa declaración se inició un legajo de investigación reservado que permitió a la jueza Capuchetti y al fiscal Carlos Rívolo constatar a través de distintas medidas de prueba que el 30 de agosto (fecha señalada por el testigo) Milman había estado con dos colaboradoras (Ivana Bohdziewicz y Carolina Gómez Mónaco) en la confitería Casablanca, a la hora señalada en el testimonio.
Discrepancias entre jueza y querella
Las diferencias entre la jueza y la querella, en tanto, surgieron el miércoles último cuando la magistrada se opuso a disponer la orden de secuestro de los teléfonos celulares de las dos colaboradoras que ese día concurrieron a los tribunales federales de Comodoro Py a declarar como testigos.
En ese contexto, los abogados Marcos Aldazabal y José Manuel Ubeira, quienes representan a la vicepresidenta en el expediente, presentaron un recurso de reposición ante el juzgado de Capuchetti para que «se ordene el inmediato secuestro de los celulares de (Ivana) Bohdziewicz y (Carolina) Gómez Mónaco», según surge del escrito.
“Este recurso tiene origen en la denegación de la solicitud de esta querella vinculada con el secuestro de los dispositivos celulares de Bohdziewicz y Gómez Mónaco Dicha, petición que se realizó verbalmente en un cuarto intermedio solicitado por esta parte durante las audiencias de las testigos”, sostuvieron los abogados.
“Es inaudito tener que explicar por qué es importante contar con la única prueba que podría haber corroborado un testimonio de extrema gravedad sobre un atentado que podría haber cambiado la historia de nuestro país”, remarcaron.
En la presentación se destacó además que todos los datos aportados por el testigo vinculados con la presencia del Milman en la confitería Casablanca en un día, a una hora y con una compañía determinada, fueron constatados por prueba independiente de su testimonio, por lo que restaba confirmar o descartar era aquello que él dijo haber escuchado.
“El resto del testimonio se corroboró con lo declarado por Bohdziewicz y Gómez Mónaco y la prueba producida por la PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria). Si lo que vuestra señoría esperaba es que las dos testigos admitieran haber escuchado que su jefe dijo ‘cuando la maten yo estoy camino a la costa’, la única forma de dilucidar la verdad de lo sucedido el 1 de septiembre parece que será a través de alguna confesión inesperada”, explicaron.
Medida necesaria que la jueza no tomó
Aldazabal y Ubeira consideraron que, “más allá de lo que hicieran las partes”, la jueza debió “haber ordenado una medida indudablemente necesaria” mientras que “lejos de eso, se limitó a rechazar lo pedido por esta parte, ‘fundándolo’ varias horas después, en una resolución que no cita un solo precedente ni razón válida y se limita a afirmar, de modo genérico, que secuestrar un celular violaría los artículos 18 y 19 de la Constitución Nacional”.
Los abogados señalaron que los testimonios de Bohdziewicz y Gómez Mónaco presentaron contradicciones como por ejemplo que la primera respondió que no iba nunca a la confitería Casablanca cuando se le preguntó si había estado allí el 30 de agosto.
También aseguraron que hubo contradicciones entre las testigos en relación a lo que hablaron con el diputado Milman aquella tarde: una de las testigos dijo que se habían referido a los preparativos del viaje a Pinamar (que finalmente haría el diputado), mientras que la otra dijo jamás haber hablado de eso.
“El cuadro era, entonces, que el testimonio se había confirmado en todo salvo en la frase atribuida a Milman. Por un lado, entonces, tenemos a un testigo que relató algo que se confirmó en su mayoría. Por otro lado, tenemos dos testigos que se contradijeron entre sí claramente (respecto del viaje a Pinamar) y cuya memoria espacial parece ser bastante mejor que la temporal, ya que una recuerda donde estaba una mesa y como estaban sentadas pero sitúan en marzo eventos de agosto”, señalaron.
“Casablanca, por su parte, parecía haber escapado de los recuerdos de ambas; al menos, hasta que vieron las fotos. En otras palabras, mientras todo lo que dijeron Bohdziewicz y Gómez Mónaco es distinto de lo que pasó y ambas se contradicen, todo lo que dijo el testigo se verificó”, sostuvieron los abogados.
Los letrados recordaron además que ambas testigos recordaron haber estado el 30 de agosto en Casablanca solo en el momento en el que les fueron exhibidos los videos que permitieron reconstruir esa situación.
Para resolver esta contracción -señalaron los querellantes- la jueza “tenía dos opciones: o encomendarse a su intuición o producir pruebas. A criterio de esta parte, dado que se investiga el atentado de inusitada gravedad y que, probablemente, el secuestro de los celulares fuera la única forma de probar o descartar esta línea de investigación, esta hubiera sido la mejor opción”.
“Este recurso se presenta con la horrible sensación de que dejar ir a estas dos personas con estos celulares hirió gravemente la posibilidad de dilucidar esta hipótesis. Una vez que Bohdziewicz y Gómez Mónaco se fueron del juzgado, es casi obvio que le comunicaron a su jefe lo sucedido y que, si había alguna prueba, se estarán encargando de que deje de existir”, concluyeron.