Allanaron el búnker de «Pequeño J», el narco peruano que estaría detrás del triple femicidio en Florencio Varela
La Policía Bonaerense ingresó a lugar que sería utilizado como una base de operaciones de narcotráfico en Villa Zavaleta.

El allanamiento en Villa Zavaleta
Un video grabado durante el procedimiento muestra el momento en el que la policía interrumpió en el lugar el miércoles a la noche.
Quién es «Pequeño J»
El sospechoso está identificado como Julio Valverde o Julio Noguera y es de nacionalidad peruana. No figura un documento oficial en el expediente, pero la orden de captura está vigente y lo describen como un delincuente extremadamente violento. De allí el mote de “Pequeño J”, o “Julito”.
Respecto a la hipótesis, no todos coinciden con esta caracterización. Referentes de seguridad que conocen de cerca los clanes narcos en Villa 1-11-14 y en la propia Zavaleta aseguran no tener registro de “Pequeño J” ni de sus movimientos en esos territorios. Tampoco lo ubican los federales que antes dominaban la zona y que tuvieron bajo control a otro histórico narco peruano, Marco Antonio González, alias “Marcos”, expulsado años atrás pero que aún mantiene contactos en el Bajo Flores.
De todos modos, las mismas fuentes admiten que todavía hay sectores de narcos peruanos a los que la Justicia y las fuerzas de seguridad no logran llegar. Por eso no descartan que el radio de acción de “Pequeño J” no esté centrado en la Ciudad sino en el sur del conurbano bonaerense, la misma zona donde fueron masacradas las tres víctimas de este narcofemicidio.
Según detalló Cecilia Di Lodovico en Infobae, el caso ya generó la intervención de la PROCUNAR, encabezada por Diego Iglesias, y de la fiscal especializada en delitos vinculados al narcotráfico Cecilia Amil. Ambos organismos se sumaron a la pesquisa que lidera el fiscal de La Matanza, Gastón Duplaá, en busca de esclarecer la autoría intelectual del crimen. Hasta el momento, no hay causas abiertas que comprometan a los cuatro detenidos en Florencio Varela, aunque uno de ellos sería familiar directo de “Pequeño J”.
El avance judicial intenta desentrañar un entramado que mezcla ajustes de cuentas, mensajes mafiosos y disputas narco que derivaron en un triple crimen con la brutalidad propia de una ejecución ejemplificadora, pensada para sembrar miedo en el territorio.