Acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea: las 4 claves de una negociación histórica

La firma del tratado de libre comercio entre el bloque sudamericano y el europeo sería inminente, y tendría lugar en Uruguay, durante la cumbre del Mercosur.

 

El acuerdo Mercosur – Unión Europea (UE) parece estar a las puertas de su inminente firma, luego de 25 años de negociación y varios intentos recientes fallidos por sellar el tratado entre los dos bloques multilaterales. ¿Cuáles son las claves que rodean lo que podría ser el cierre de una negociación histórica?

“La línea de llegada del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea está a la vista”, anunció la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, al arribar a Brasil, desde donde viajará a Uruguay para participar de la LVX cumbre del bloque sudamericano. El mensaje en redes sociales generó una revolución, sobre todo luego de que se confirmara su reunión con el presidente Luis Lacalle Pou.

El principal socio del Mercosur

La Unión Europea es el principal socio comercial del Mercosur: exporta bienes por 45.000 millones de euros y servicios por 23.000 millones de euros a un mercado de 260 millones de consumidores. Asimismo, la UE es destino del 14% de las colocaciones del bloque sudamericano —equivalentes a unos 43.000 millones de euros—, mientras que el 20% de las importaciones regionales provienen de Europa.

En 2023, el comercio entre ambos bloques fue de casi 110.000 millones de dólares.

En este contexto, el acuerdo, que gira en torno a la reducción de aranceles, tendría un gran impacto a nivel económico para todos los países incluidos que, por otra parte, pasarían a conformar la mayor zona de intercambio del mundo: 720 millones de personas y aproximadamente el 20% de la economía global.

Esquema de baja de aranceles

El esquema de baja de aranceles que está contemplado en el acuerdo Mercosur-UE eliminará de forma progresiva, en un lapso de 10 años, el 92% de los derechos sobre las mercancías que Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay venden a Europa; mientras que, en el sentido inverso, será sobre el 90,7%, en 15 años.

De forma inmediata, en tanto, los países europeos verán la desgravación inmediata en el 14% de los productos exportados a Sudamérica, a la vez que el Mercosur tendrá beneficios en el 74% de los bienes colocados en la UE.

Entrarán con arancel cero desde el día uno algunos productos como: aceites para uso industrial (soja, girasol, maíz); merluza, vieiras y calamares; manzanas, peras, duraznos, cerezas, ciruelas y uvas de mesa; legumbres e infusiones (café, mate y té), entre otras.

Otros productos entrarán en una canasta de desgravación de 4 a 10 años, como langostinos, conservas de pescado; hortalizas, plantas y tubérculos alimenticios; limones, naranjas y mandarinas; frutas finas (frutillas); harina de maíz y biodiesel. También golosinas, helados y dulce de leche entre otros.

¿Cómo se llegó a este punto en las negociaciones?

La dilatada negociación data ya desde hace 25 años: comenzó en 1999, pero pasaron dos décadas hasta que los bloques alcanzaron un principio de acuerdo respecto a la exención o reducción de aranceles, entre otros aspectos del intercambio.

La falta de ratificación, entonces, se debió principalmente a los desacuerdos de Brasil y Argentina respecto de las estrictas exigencias medioambientales por parte de la UE —ambos gobiernos sudamericanos reclamaban mayores beneficios para la región a cambio de cumplir con los altos estándares en materia ambiental, si bien el nuevo gobierno argentino dejó de lado esta postura—; aunque ya entonces se dejaban oír las quejas del sector agrícola francés.

En noviembre de 2023, cuando recibió la presidencia rotativa del G20, el gobierno de Brasil reafirmó su deseo de alcanzar el beneplácito de todos los miembros para crear la mayor zona de libre comercio del planeta; y la esperanza estaba puesta en lograr el acuerdo antes de diciembre de ese año, algo que no se logró.

Las diferencias al interior de la Unión Europea fueron el principal obstáculo del 2024, que se solapó con las elecciones del Parlamento Europeo y la crisis política en Francia. ¿Qué cambió ahora? El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y el agravamiento de las tensiones comerciales con China empujan a la UE a rodearse del mayor número de aliados posible.

La división en la UE

La división al interior de la Unión Europea respecto del acuerdo con el Mercosur fue uno de los principales obstáculos para ratificar el documento en, al menos, el último año y medio. Es así que, por un lado, países como España, Portugal y Alemania presionan para finalizar el acuerdo lo antes posible; mientras que, por el otro, Francia y Polonia no solo no están satisfechos, sino que se oponen de manera férrea.

Italia podría sumarse al bloque de la negativa, a partir de sus políticas nacionalistas, aunque habría que ver si la buena relación que la primera ministra Giorgia Meloni mantiene con el presidente argentino Javier Milei juega a favor del Mercosur.

Respecto de la posibilidad de que el acuerdo se firme finalmente en la cumbre del Mercosur, el gobierno de Francia emitió un comunicado en el que calificó de “inaceptable” el cierre del tratado “tal como está”. “El presidente Emmanuel Macron se lo ha vuelto a decir a la presidenta de la Comisión Europea”, insistió la cuenta oficial del Elíseo en redes sociales en la mañana del jueves.

La principal preocupación en París —al que se sumó Polonia— es que la reducción de los aranceles sobre los productos agrícolas sudamericanos dañe a los productores locales, un reclamo que el sector agrícola de esos países han llevado de manera incansable a las autoridades.

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