A dos días de los alegatos, Máximo Thomsen pidió ver a un psicólogo en el penal

Antes del inicio de los alegatos, Máximo Thomsen, uno de los acusados por el homicidio de Fernando Báez Sosa, pidió una cita con un psicólogo y fue asistido en el penal de Dolores.

A tan solo dos días del comienzo de los alegatos de la fiscalía y la querella en el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa, Máximo Thomsen, uno de los ocho acusados, pidió esta mañana una consulta psicológica en la Unidad Penal 6 de Dolores del Servicio Penitenciario Bonaerense.

Según informaron a la agencia Telam, el intercambio que tuvo Thomsen con el profesional fue «bueno». Los mismos voceros del SPB señalaron que la unidad carcelaria cuenta con profesionales a disposición permanente para cuando lo requieran los internos, a quienes les efectúan un seguimiento médico y psicológico.

El miércoles, tanto los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García como Fernando Burlando, abogado representante de la familia Báez Sosadarán sus alegatos donde pedirán una sentencia para los ocho acusados del asesinato de Fernando. Como ya se anticipó, ambas partes buscarán probar el delito de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”. Burlando ya advirtió que pedirá cadena perpetua para todos ellos. Por su parte, es probable que Hugo Tomei, abogado defensor, pida que los acusados sean condenados por “homicidio en riña o agresión” que prevé una pena de entre 2 a 6 años.

La declaración de Thomsen ante el tribunal

Si bien durante casi tres años los ocho acusados se mantuvieron en completo silencio, la semana pasada, luego de quebrarse al escuchar declarar a su madre, Máximo Thomsen se quebró y pidió dar «su versión de lo que pasó» y habló entre lágrimas por casi una hora ante el tribunal.

«Quiero pedir disculpas porque jamás en la vida se me hubiese ocurrido matar a alguien. Nunca», aseguró Thomsen al comienzo de su declaración.

Luego remarcó que no había tomado consciencia del hecho hasta el día siguiente: «Al otro día supe lo que había pasado. Cuando estábamos todos en el piso (la Policía) nos dice: ‘¿Ustedes saben por qué están acá? Ustedes mataron un pibe’. Ahí me empezó a dar vueltas todo en la cabeza y me puse a vomitar, pero yo hasta el día siguiente no lo creía, mi cabeza no lo podía procesar porque yo no lo entendía».

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